El Corazón de un Adorador
Antes de empezar a definir algunas características de un corazón de adorador, es de suma importancia entender que no existe persona que no adore. Es decir, todo ser humano tiene un corazón de adorador. La pregunta verdadera entonces es: ¿cómo puedo saber si mi corazón está persiguiendo las cosas de Dios, y no las mías? El profeta Jeremías describe el corazón como “lo más engañoso que hay” (Jeremías 17:9), pero es precisamente en eso en lo que se fija Dios (1 Samuel 16:7).
¿Cómo podemos estar seguros de que nuestro corazón es conforme al de Dios? Podría haber cientos de formas de responder a esta pregunta; yo lo haré repasando algunos eventos de la vida del rey David que se encuentran en la Biblia.
La mayoría conoce la historia de cómo David fue elegido y ungido como rey por medio del profeta Samuel. Es una historia asombrosa y llena enseñanzas. Sin embargo, quisiera enfocarme en lo que Dios vio en David para destacarlo como un verdadero adorador.
Primeramente, Samuel, el líder (juez y profeta) más importante después del rey Saúl en toda la nación, fue a visitar la casa de Isaí por mandato directo de Dios. Recuerda que esto es como si hoy en día el vicepresidente de tu nación fuese a tu casa para una visita. Es por esto por lo que los ancianos de la ciudad estaban un poco desconcertados. Esto no era cualquier visita, algo estaba pasando tras bastidores.
Cuando Samuel llega a la casa de Isaí, él comienza a deducir quién sería el próximo rey por apariencias externas de los hermanos de David. Esto nos ha pasado a todos. A veces escuchamos a alguien que tiene una voz que podría ganar varios Grammys y premios y por esto tendemos a pensar que debe ser un escogido de Dios o que tiene una unción poderosa. Tengamos cuidado; aunque sabemos que los talentos provienen de Dios, nuestro exterior es solamente un minúsculo reflejo del estado del corazón.
Como primera instancia, un corazón de adorador es un corazón que nunca está buscando vanagloria. Es muy probable que David supiera que Samuel iba para su casa, pero aun así, decidió atender a su rebaño. Quizá otra persona hubiera pensado: este es mi momento; ahora puedo demostrarles a todos lo talentoso y capaz que soy. Humildemente David esperó a ser llamado. Fue en este llamamiento donde el profeta Samuel escucha a Dios decir: “Levántate y úngelo, porque éste es.” (1 Samuel 16:12) No solamente Dios honró a David por su paciencia y humildad, sino que dejó en claro que, sobre todas las cosas, lo que Dios busca es un corazón completamente rendido ante Él.
Como segundo punto, después de que David fue ungido como rey, muchos sabemos que su vida tomó un rumbo difícil pues Saul se opuso a él tremendamente. Antes de que esto pasara, ocurre la pelea de David y Goliat. Aunque esta historia es vista y contada usualmente a niños, es una de profunda enseñanza de cómo el corazón de un adorador debe actuar. La Biblia narra que desde joven David peleaba contra fieras que buscaban comerse sus ovejas. David le explica al rey Saúl que ya fuera un león o un oso, él lo mataba: “… y este filisteo incircunciso será como uno de ellos, porque ha provocado al ejército del Dios viviente.” (1 Samuel 17:36). Fíjense lo audaz que David demuestra ser al querer convencer a Saúl de que él podrá vencer a este gigante. Primeramente, David sabe que Dios lo ha ungido como rey y por ende lo ha elegido para dirigir a su ejército. Pero, también no quiere interponerse y sobrepasar la autoridad de Saúl. Por último, al David contar sus hazañas de pelear contra estas fieras, él no se está autocalificando sino que está expresando pasión por honrar el nombre del Dios viviente. En otras palabras, un corazón de adorador es uno que siente celo por Dios. Esta pasión es el celo de continuamente querer agradar a un Dios santo que también nos ha escogido para trabajar en su reino.
Como tercer y último punto quiero ver cómo David respondió a su pecado con Betsabé. Si no has leído esta historia, te invito a que lo hagas. Puedes encontrarla en 2 Samuel 11. Unos de los puntos críticos es que David se suponía estar peleando junto a su ejército. Aquel ejército que un día vio matar a un gigante, pero ahora su rey estaba ausente.
Podemos deducir de este punto que un corazón de adorador debe estar siempre dispuesto a batallar contra el enemigo. Una de las mejores armas contra el enemigo de nuestras almas es precisamente nuestra adoración. Y no, no me refiero solamente a cantar o tocar un instrumento. Podemos adorar a Dios sirviendo como maestros de escuela dominical, manejando el sonido, limpiando la iglesia o sirviendo en cualquier otra necesidad que aparezca. Cualquier cosa que hagamos, hagámoslo para brindar gloria a Dios (1 Corintios 10:31).
El rey David cambió una batalla por ocio y terminó en la cama con una mujer que no era su esposa. Este acto trajo grandes consecuencias para él y su familia la cual acaba en David asesinando a Urías (esposo de Betsabé). Durante este proceso, Dios envía al profeta Natán a David para confrontarlo. Después que David es amonestado por Natán, finalmente el rey cae humillado delante de Dios pidiendo perdón. David, tras este suceso, escribe el salmo 51, el cual es un salmo de arrepentimiento y purificación. Para terminar, un corazón de adorador sabe humillarse y pedir perdón delante de Dios.
Mantengamos nuestros corazones consagrados a Dios. Aunque solamente Dios puede verlos, son nuestras acciones (frutos) las que testifican de un corazón rendido a un Dios santo y digno de toda gloria y honra.
¿Qué otras características crees que un corazón de adorador debe tener?